TRADUCE MI NOVELA ♥

miércoles, 26 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 6

Jennifer vuelve a mirar detrás de la esquina del edificio de ladrillo. Se da de nuevo la vuelta y le asiente a Cynthia.
-Está casi en la tienda 'Tresdivv'.
-Perfecto.-dice sonriendo-Ahora a conseguir amigos.-empuja a la castaña y se ríe entre dientes, pensando en si Ilenia las pillará o caerá como una tonta en todo esto.
Ambas asienten y Jenn sale de detrás del edificio y camina de frente hacia Ilenia, sacando su iPhone del bolso grande azul y fingiendo estar escribiendo.
Mira un segundo a su futura 'amiga' de reojo para divisarla bien y poder chocar con total dolor. Llega el momento y... ¡BUM!
-¡Mi móvil!-chilla Jenn.
-¿¡Tu móvil!? ¡Me has tirado, gran hija de...!
-¿De qué? ¿De mi madre? A mucha honra. ¿Ibas a decir 'de puta'? No, perdona, ya quisieras que tu madre fuese compañera de trabajo de la tuya.
Cynthia no se lo puede creer. ¿Qué está haciendo Jenni? Está echando a perder el plan. Espera, la otra se ríe. ¿Qué está pasando? Se están dando  la mano. Hablan; se presentan. Oh. 
Ahora la ojos  verdes aplaude por lo bajo y felicita a su amiga. Lo está haciendo genial. Gran actriz, nena. Saca su móvil del bolsillo de los vaqueros de encaje y  llama a Aly; ésta no lo coge. Así que Cynthia sale de su escondrijo y mira a las chicas que se alejan hacia una cafetería de la vuelta de la esquina; se mete en su coche y se dirige hacia el hospital a visitar a su hermana.
Para delante de la puerta favorita de su hermanita y le compra el peluche más grande que hay (un perro muy suave negro con ojos verdes gigantes y una tripa exageradamente grande, con pantalones marrones de pana, y manchitas blancas en la terminación de las patas, lo que hace que parezca que lleva puesto zapatos) y pasa por el supermercado principal del barrio y compra dos 'Donuts', uno de chocolate por encima y otro normal.
Al llegar a la puerta de la habitación se le escapa unas cuántas lágrimas. Las seca con la manga del jersey blanco y llama a la puerta. 
-¡Enana!
-¡Vieja!
Se abrazan y la escasez de pelo de la pequeña sorprende a la mayor. Pone los ojos en blanco y la pregunta que qué pasa; Lumia responde Me han diagnosticado cáncer vaginal.
Cynthia, que no se ha cortado el pelo desde hace meses lo que hace que tenga las puntas de su oscura melena abiertas, sale de la habitación lentamente y de espaldas dejando caer en el suelo los regalos, dejando a su hermana llorando. Cuando está lo suficientemente lejos para que su hermana no la oiga, grita de desesperación, rabia y pena. Su hermana con cáncer. Antes con el tumor ya extirpado, y ahora esto. Que solo tiene seis años recién cumplidos, por favor.
Su voz quebrada se oye en toda la zona este del hospital. Todo internado en zona de terapia la ha escuchado. Dos guardias se acercan a preguntar que la ocurre a lo que solo responde:
-Mi hermana tiene cáncer vaginal, con seis años.
Los dos hombres se encogen de hombros, se dan la vuelta y dejan que la chica se acurruca al lado de la pared y que se balancee suavemente en paz.
Una persona reconoce el grito distante que dio la muchacha, y va en su  busca. Ve a los guardias y les pregunta sobre la persona que gritó. A lo que ellos sin decir palabra la señalan entre dos sillas acurrucada y con la cara hundida entre las rodillas flexionadas contra su pecho.
Aly le coge la cara con las dos manos y le limpia las lágrimas. La levanta como puede y la sienta en una de las sillas. Se acuclilla delante de ella y la pregunta lo que ocurre. Sin respuesta. Ésta,al ver la extraña reacción de Cynthia, le cuenta el por qué de que ella esté en el hospital: el coma etílico de Abie.
Como las madres han muerto, solo la tiene a ella como 'familiar' más cercano, así que el primero que se dio cuenta del estado de Abie la llamo a ella desde móvil de ella.
-¿Y cómo está?
-Grave. Se ha tomado demasiado.
-¿De qué?¿Qué se ha tomado?
Entonces Aly se acuerda de que los únicos que lo saben son ella y Niall. ¡Niall! No le ha avisado. Cuando se entere va ha echar humos.
Se aparta un poco de la sentada sin responder y le llama. No lo coge. Vuelve a intentarlo y la voz de una mujer mayor responde. Pregunta por él y ésta responde que está en un concierto, el primero que dan en dos meses sin casi ganancias. Él tiene que saberlo como sea. Habla con la señora (de la limpieza) y acuerdan en que ella avisa como sea  a Niall y Aly consigue dos entradas para el próximo concierto de los chicos para las dos nietas de la señora que son fans de la banda One Direction.
La vieja corre a la zona del escenario y en un descanso entre canción y canción capta la atención del rubiales que sale del escenario disculpándose un momento con las fans diciendo que necesita ir al baño. La limpiadora le da el mensaje que le ha transmitido Aly y Niall sin casi pensarlo sale del edificio y llega al hospital en menos que canta un gallo. Wow.

¿Qué hago aquí?¿Por qué está todo tan oscuro?¿Dónde estoy?¿Y Niall?¡Mi amor, lo siento, no quería...!No... n-no. ¿Qué quieres de mí voz manipuladora?¿Papá...?¿Eres tú?¿¡Por qué!? ¡No! ¿Y mamá?¿No debería estar aquí conmigo en la caja blanca y no negra? No quiero estar aquí. Tengo que salir de aquí. ¿Y si no puedo? Qué tontería, nunca he estado encerrada en ningún lugar. Excepto en...-cierra un momento los ojos volver a abrirlos al instante.- ¿Ahora dónde estoy? No.No. ¡No! ¡Esto no! ¿Por qué? ¿Por qué me persigue este recuerdo? ¡No! No quiero más esto... ¿mami?¿Estás ahí? Te quiero, ¿sabes? ¿Y papá?¿Me va a dejar salir?¡Responde! ¡Quiero salir! No tengo que estar aquí. Me voy a volver a marear, y luego desmayar...¡No hay agua!¡Quiero agua! ¡Papá por favor, suéltame, necesito aire y agua! Otra vez aquí no...¿cómo he cabido? La caja era muy pequeña y entraba muy justa a mis siete años... ¿he encogido?¿Se ha hecho esto más grande? ¡Suéltame! Odio el cristal. Una caja de cristal... dentro de un lago... ¡Aire!¡Me asfixio! Comida...¡y agua! Tanta agua al rededor y yo sin poder tomarla... pero ésta es verdosa y con animales. ¡Un pez!¿Es todo esto real? No creo. Es imposible. ¿Por qué antes estaba en un lugar oscuro y libre y ahora otra vez aquí como en mi infancia? Qué bien que mi asqueroso padre se fue sin dejar rastro; fue lo más sensato que hizo. Si a mi me maltrataba, ¿a mamá que le hacía? ¡Monstruo!¡No te mereces vivir!¡Te odio! ¿Me oyes?¡Te odio!
-¿Se va a recuperar?-dice una voz conocida. ¿Quién será? Me suena mucho. ¿De dónde viene?¡Si estoy sola!

-No lo sé. Esperemos que si.-Otra voz suena, de mujer.-¿Sabe que le puede oír? Puede hablarle. La ayudará a reaccionar, por muy poco que sea.
-Está bien.-responde Niall. ¡Niall! Oh cariño, estás aquí. ¿Me vas a sacar de este lugar? Espera, ¡ya no estoy en el cristal! Ahora...¿dónde estoy?¿Qué es...? Oh, el parque. ¿Pero no se había derrumbado?¿Qué sentido tiene todo esto? Ninguno. Estoy soñando, delirando. ¿Qué me ha pasado? No recuerdo nada anterior. ¿Aly?¿Qué haces aquí? ¡Mírame! ¿Qué haces? ¡No!¡No te columpies! ¿Quién es esa? Un momento, ¡soy yo! ¡No, no os columpiéis, os cae...! Tarde... Mi pierna, fue así como ocurrió. Después de todo, fue un accidente muy tonto. Aunque es extraño que se hayan caído todas las atracciones de golpe.  Alguien tuvo que hacerles algo para que se derrumbaran a la primera... porque, no éramos las primeras que nos montábamos. Era viejecillo el parque. Espera, ¿quién está ahí? Me acuerdo que estábamos solas en la calle, no había nadie. ¿Y ahora hay una señora plantada detrás de un edificio mirando como nos suben a la ambulancia riéndose? Imposible. ¿Quién es?¿Por qué se ríe? ¿Habrá desatornillado ella las atracciones para nuestro 'accidente'? Vaya, ahora nada de lo malo que nos ocurre, pasa por que sí. Pasa porque alguien lo provoca.
Alguien quiere hacernos daño, mucho daño.

domingo, 2 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 5

-Abie, tú has votado que sigamos con nuestras vidas. ¿No te parece buena idea acabar con todo esto?- pregunta Niall, intentando sacar conversación de vuelta a casa.
-Simplemente dudo que sea Ilenia la causante, eso es todo.-responde, sin tono en la voz.- No quiero que Jenn se meta en problemas por nosotros cuando apenas la hemos conocido, ¿comprendes?
-¿No crees que sea?¿Y quién puede ser?
-No tiene porque ser nadie. Porque, ¿qué ganan con destrozarnos nuestra joven vida, dime? No tenemos enemigos. Suficiente tengo con tus fans que se meten conmigo, con Aly y con Cynthia; con mis pocas fans que no aceptan nuestra relación. Mis problemas personales que, aunque no lo parezca, son mucho más duros de sobrellevar que cualquier otro problema.
-Y este es el problema del que nos ha hablado Cynthia: cada uno tiene los suyos pero nos une el que somos amigos y nos afecta al fin y al cabo a todos, cielo.-Niall intenta convencer a Abie de que Ilenia es posiblemente la responsable, pero la jugada no le está funcionando.
-Hm... puede. ¿Podemos cambiar de tema?-él asiente.
- Verás...es que... estos días no te concentras en nada. No tenemos una cita desde hace meses, y... nos estamos separando.
Abie no responde. Le mira y sonríe agachando la cabeza. Chasca los dedos y Niall se estremece, porque tiene grima a ese tipo de cosas.
Cuando llegan a casa, no dicen palabra. Niall termina de recoger todas sus cosas y va a la habitación de Abie que está durmiendo porque es de noche, la besa en la frente y la arropa bien en sus sábanas blancas y con la manta azul claro.
Sale de su antiguo apartamento y se dirige al suyo, pensando en si Abie va a dejar las drogas por sí sola, o si va a necesitar ayuda profesional. Pero no vale la pena pensar en ello, así que aparta ese pensamiento de su mente.
Abie se despierta bien arropada y cálida. Niall, es en lo primero que piensa nada más despertarse. Sonríe con ese pensamiento y la imagen de cuando subió a su terraza solo para quedar con ella le viene a la cabeza. Esa cita al final no se realizó. No hemos tenido una primera cita oficial. Y él tiene razón: nos estamos distanciando. Una lágrima le recorre desde el ojo derecho hasta la oreja correspondiente pero sin llegar a ella del todo, porque cae en la almohada rosa claro, por estar todavía tumbada y bien arropada.
Se levanta y se prepara un té de frutas del bosque con un buen chorro de limón y dos pastillas de edulcorante, como a ella tanto la gusta. Se lo bebe a sorbitos sentada en el sofá con las piernas cruzadas y con una manta azul por la espalda, mientras la taza le quema las palmas de las manos y su contenido le arde la lengua haciendo así que no pueda sentir mucho el sabor del resto del líquido.
Se viste con un vestido blanco casi sin mangas que terminan en hilos sueltos y un cinturón grueso marrón, y unos zapatos de tacón alto marrón claro; un gorro de lana sin bola que le cuelga, y al ser beige contrasta muy bien con el pelo casi negro de la muchacha.
Mete las llaves adornadas con muchos llaveros en su bolso grande blanco, junto con el teléfono móvil y un libro que está leyendo. Sale de casa cerrando de un portazo la puerta blanca blindada del apartamento de tamaño grande que está en las urbanizaciones ricas de Londres.
Arranca el coche que hace menos de un mes se ha comprado, y es de color gris azulado, y no sabe a dónde se dirige.
Abie Donovan. -oye-  Abbigail Jhonson. -vuelve a oír- Tú sabes perfectamente donde debes ir: en el lugar donde te sientes segura, donde te reencuentras con aquellos a los que amas, donde te puedes vengar sin hacer daño alguno. Ve. Tú sabes bien donde. Abie niega gritando un 'no' con todas sus fuerzas. Sabe que debe controlarse y no volver a caer en la tentación de volver a drogarse por culpa de las malditas manipuladoras voces. No puede.
Ve. Debes disfrutar. Ahora es el momento. Ve. Una vez más, ella grita un 'no' doblemente alto para que esa voz, provenga de provenga la oiga y la deje en paz de una miserable vez. ¡Qué vayas dije! 
-¿Papá? -Abie se desconcierta, cierra los ojos y lo sabe; se ha dado cuenta de donde provienen las voces. Hasta ahora no lo sabía porque hace muchos años que no oía la voz tranquila de aquel señor. La última vez que le oyó tenía la voz quebrada y muy ronca, y cuando se fue la gritó; gracias a ese grito le ha reconocido. No se da cuenta de que en el tiempo que ha pensado en si es su padre o no, ha chocado contra una cafetería que la pared que daba a la calle era de cristal y con el coche lo ha roto en mil pedazos. Ahora está inconsciente con la cabeza  apoyada en la bolsa de aire que es el 'airbag' que la ha salvado la vida. 
En unos 5 minutos más o menos reacciona. Levanta la cabeza aturdida; mira a través de la ventana y ve que un coche patrulla y una ambulancia se acercan. Ve a una multitud agrupándose alrededor de su coche cubierto de pequeños trozos de cristal. 
Sale del coche disparada. Corre y a nadie le da tiempo a reaccionar y a frenarla antes de que se tropiece y se rasgue las rodillas desnudas. Ha perdido el gorro; el bolso lo ha dejado en el coche y no puede llamar a nadie para que la ayude. Y vuelve a oír a alguien a quién esta vez hace caso. Ve allí. Sabes que ahora lo necesitas. No rechaces esta ayuda. 'Soy una idiota', piensa sobre sí misma. Niega con la cabeza mientras corre intentando limpiarse con la mano las lágrimas que le caen con el agua de un grifo, pero no puede con algunas, que gracias al viento que choca contra Abie, recorren el lateral de cada ojo llegando hasta la zona de encima de la oreja de la que salen disparadas hacia la nada que es el mundo en este momento para la muchacha de blanco y un poco de marrón que parece un fantasma por la velocidad que lleva. Se rompe un tacón.
-¡Mierda!-grita para sí misma mientras cae al suelo sin un poco de protección en la cara. La nariz le sangra. El pelo que normalmente lo tiene liso está completamente enredado. 
Se levanta como puede, se quita los tacones, y se apoya en una esquina de un edificio de la calle 'Amsburg' que es de ladrillo rojizo. Siente las piedrecitas del suelo a través de sus finos e hidratados dedos de los pies, que tienen las uñas limpias y bien cortadas. ¿Vas a ir? Tienes que ir. Ve. Asiente. Coge fuerzas y vuelve a correr. Ahora ya no son las lágrimas las que tiene que limpiar, si no la sangre de la nariz, que ya no es un poco, ya se ha convertido en una hemorragia, y no es nada bueno, porque la rodilla izquierda también le sangra. Su vestido blanco, ya no lo es. 
La gente se para a mirarla, a observar como corre un fantasma de blanco, con pelo negro (para ellos) y con la piel del color de la porcelana pura, que ahora tiene manchas rojas. Una de las personas que la miran en una calle cerca de su antigua instituto la reconoce, porque él estaba enamorado de ella antes de que Abie decidiera abandonar los estudios.
-¡Abie!-la chica corre medio segundo más y se para en seco, dándose cuenta del escozor que tiene en la planta de los pies porque están sangrando también; ha reconocido la voz.
Se da la vuelta lentamente y ve que su antiguo compañero corre hacia ella preocupado y palideciendo al ver el rostro asqueroso que tiene la también conocida 'Abbigail Jhonson'.
-Héctor... 
-¿Qué te ha pasado?¿Por qué estás en este estado?
-N-no... no te lo puedo explicar ahora. Tengo bastante prisa.
-Te puedo llevar si quieres.
-No gracias puedo llegar yo sola.
-Pero Abie, ¿no ves que sangras y estás herida?
-¡Qué me dejes!-en este momento sale corriendo de vuelta.
Ya no sabe ni dónde se encuentras, ni si está en la dirección correcta. La vista se le nubla y rompe a llorar como un bebé, mientras se sacude y solloza.
Después de una media hora de correr sin parar, cosa que ella no se cree porque nunca ha sido muy buena en educación física, llega a su destino.
La gente la saluda, porque ya la conocen. Abie negocia con un señor joven y al final éste le da un sobre lleno y blanco a cambio de su pulsera de oro.
Se inyecta con una jeringuilla que ha pasado por manos de todas las personas presentes (unas 20 personas) que puede contener un montón de enfermedades contagiosas, pero que en este preciso instante no la importa.
Se pone toda la bolsa, y antes de olvidarse del mundo completamente pide otras dos bolsas más y se las mete en las venas que se le hinchan. Las pupilas se la dilatan haciendo que todo se vea borroso y entre de lleno en su mundo, en el cual ella solo quiere volver a ver a su madre en aquella extraña caja blanca. Pero se olvida de una cosa: si toma demasiado, puede entrar en un coma etílico sin poder llegar a ver nada de la caja. 
Y es exactamente lo que la acaba de suceder.